Palabras de espiritualidad

La infelicidad del avaricioso

    • Foto: Oana Nechifor

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Translation and adaptation:

Se porta con los demás como si todos fueran injustos con él. Sufre porque la tierra no da oro en vez de trigo y porque de los manantiales brota agua en vez de plata, porque los montes son de roca y no de piedras preciosas.

Y, en verdad, ¿Quién es más digno de condena, que el usurpador, quien parte de este mundo cargando con todos sus pecados —de los cuales dará cuentas ante Dios— y dejando a otros todo lo material que haya acumulado, favoreciendo incluso a sus propios enemigos? ¿Quién es más infeliz que el avaricioso, quien sufre de preocupaciones y temores, siendo su alma abandonada por la paz y la tranquilidad e invadida por el desasosiego, de manera que su propia vida se hace más fea que cualquier forma de morir? Cuando gana, no se contenta, porque quiere aún más. Cuando pierde una moneda, parece que le ha sucedido una tragedia. No tiene más amigos que aquellos de los que tiene algo qué ganar. A todos los demás los considera enemigos. Desprecia, de hecho, a todo el mundo. Odia a los pobres, porque piden su ayuda. Envidia a los ricos, porque desearía tener sus riquezas. Cuando sus semejantes son felices, él se entristece. Pareciera que los otros le hubieran robado algo.

Se porta con los demás como si todos fueran injustos con él. Sufre porque la tierra no da oro en vez de trigo y porque de los manantiales brota agua en vez de plata, porque los montes son de roca y no de piedras preciosas.

(Traducido de. Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele Vieții, traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, p. 226)

 

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