La justa medida o el equilibrio que debe caracterizar al cristiano
Todas nuestras buenas acciones debemos hacerlas con medida y apelando al equilibrio, es decir, siguiendo el camino real del medio, según los dones, la naturaleza y las fuerzas de cada quien, para no caer en uno o en otro extremo, porque “los extremos son cosa del demonio”, como dicen los Santos Padres.
El padre Cleopa Ilie siempre defendió el equilibrio en todo. Usualmente, no estaba a favor de un esfuerzo exagerado, aunque él sí que se esmeraba denodadamente, sin que los demás lo supieran. Pero es que todos los santos de Dios suelen ser severos consigo mismos e indulgentes con los demás. A veces decía que el bosque no le teme a quien corta mucha leña de una sola vez y carga la carreta a rebosar, porque sabe que en algún momento esa carreta terminará volcando, bajo el peso de tanta carga. El bosque le teme a aquel que corta un poco de leña hoy, otro poco mañana, etc. Sabe que, lentamente, terminará perdiendo todos sus árboles.
Decía el padre Cleopa, a propósito de la justa medida: «Los Santos Padres nos enseñan que la reina de las virtudes es la justa medida. Muchos se han arrojado al abismo de las pasiones para salvar a otros de la muerte y se han ahogado por desconocer lo que es el equilibrio y la justa medida. Todas nuestras buenas acciones debemos hacerlas con medida y apelando al equilibrio, es decir, siguiendo el camino real del medio, según los dones, la naturaleza y las fuerzas de cada quien, para no caer en uno o en otro extremo, porque “los extremos son cosa del demonio”, como dicen los Santos Padres».
Además de otros dones, el padre Cleopa tenía una memoria extraordinaria. Después de leer un libro un par de veces, era capaz de recitar párrafos enteros, mismos que había ido grabando en su mente. Por eso es que le resultaba fácil citar decenas y hasta cientos de pasajes patrísticos o de la Biblia. También conocía los cánones de la Iglesia y nos encantaba con tantos bellos relatos, llenos de dulzura.
El padre le tenía una devoción muy grande a la Madre del Señor y a todos los santos. Nos contaba un discípulo suyo, que cuando el padre Cleopa estuvo internado en el hospital, todos los días leía la Bogorodisnaya (canon de oraciones a la Madre del Señor), así, tendido en su lecho. Y decía: “¡No puedo apartarme de la Madre del Señor, porque todo el tiempo ella me ha ayudado!”. Y cuando oficiaba la Santa Unción, algunas veces mencionaba cientos de nombres de santos; asimismo, se sabía de memoria los nombres de la mayoría de santos del Sinaxario y del calendario ortodoxo. Además, escribió una multitud de versos e himnos dedicados a la Santísima Virgen y a muchos santos.
En verdad, el padre Cleopa fue un gran defensor de la fe ortodoxa, escribiendo valiosos libros sobre el conocimiento y la apología de nuestra fe. Es justo recordar también que con sus homilías hizo que muchas personas volvieran a la Iglesia de Cristo, incluso grupos enteros que se habían desviado del camino correcto.
(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan, Patericul românesc, Editura Mănăstirea Sihăstria, pp. 758-759)