La lectura de la Biblia nos lleva a conocer a Dios
Si seguimos ese hilo lógico, entenderemos que, leyendo las Escrituras, el hombre conoce a Dios. Él se nos revela a través de las Escrituras.
No se trata solamente de un bello ejercicio para el creyente, ni de una sencilla forma de enriquecerse en conocimientos, sino que, leyendo las Escrituras, el hombre se nutre.
Vivimos en un mundo pragmático. El hombre quiere obtener siempre una ganancia de todo lo que hace. Pero, el mayor beneficio, en lo que respecta a su formación espiritual, lo obtiene el hombre al leer la Santa Escritura. El Señor, en el Evangelio según San Mateo, dice: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. La Santa Escritura comprende las palabras brotadas de la boca de Dios. Él nos reveló, nos dio a conocer la Santa Escritura.
Dice el Santo Apóstol Pablo: “Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para reprender, para corregir y para educar en la justicia” (II Timoteo 3, 16). Toda la Escritura ha sido inspirada por Dios. Entonces, si seguimos ese hilo lógico, entenderemos que, leyendo las Escrituras, el hombre conoce a Dios. Él se nos revela a través de las Escrituras.
(Traducido de: IPS Andrei Andreicuț, Morala Împărăției. Întemeiată pe Sfânta Scriptură și Sfinții Părinți, Editura Renașterea, Alba Iulia, 2003, p. 7)