Palabras de espiritualidad

La lucha por alcanzar la pureza

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La pureza no viene al hombre si no es precedida por una cruenta lucha con los pensamientos.

La pureza, nos enseñaba el anciano José, no se alcanza con bombones y juguetes. La pureza no viene al hombre si no es precedida por una cruenta lucha con los pensamientos. Incluso cuando el monje no haya conocido el pecado carnal cuando estaba en el mundo, en la vida monacal el demonio vendrá a embestirlo encarnizadamente. Aún más, desde luego, si tiene el pasado manchado con los pecados de la carne.

El demonio inicia la guerra con figuraciones y la cultiva con los pensamientos; después ensucia la mente, la desciende al corazón, y termina mancillando el alma y el cuerpo. De esto depende el fracaso o el progreso del creyente, si cede o no a los ataques provenientes bajo la forma de figuraciones. Si comete el error de ponerse a discutir con el “señuelo” que le lleva al pecado y acepta voluntariamente la impureza del demonio, luego vendrá la caída con la mente, con el corazón y con el cuerpo. Y al final el individuo se convertirá en un esclavo de sus pasiones.

(Traducido de: Arhimandritul Efrem Filotheitul, Stareţul meu Iosif Isihastul, Editura Evanghelismos, p. 52)