Palabras de espiritualidad

La Madre del Señor, un excelso modelo para la humanidad

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Como dicen los oficios litúrgicos, ella es “el puente que conduce de la tierra al Cielo”, y en ella “nos hemos revestido con la gloria”.

Un lugar aparte, mucho más alto que el de todos los demás santos, lo ostenta la Madre del Señor, nuestra exaltada Señora, la Madre de Dios, la siempre Virgen María. Como dicen los oficios litúrgicos, ella es “el puente que conduce de la tierra al Cielo”, y en ella “nos hemos revestido con la gloria”.

Aquel que por esencia es incorpóreo, en ella se encarnó. En su vientre cupo Aquel que no tiene límites y, al término del tiempo natural, dio a luz a Aquel que no tiene tiempo. Así las cosas, ella es “más honrada que los querubines, e incomparablemente más exaltada que los serafines”: ella se halla en un sitial más elevado que el de los ángeles del trono divino, es decir, más allá de todas las criaturas de la Iglesia terrenal o celestial.

(Traducido de: Tito Colliander, Credința și trăirea ortodoxiei, traducere de Părintele Dan Bădulescu, Editura Scara, București, 2002, p. 38)