Palabras de espiritualidad

La Madre del Señor y su veneración por la mañana

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El Canto IX, dirigido a la Madre del Señor, es la quintaesencia de la teología mariológica, con una belleza y profundidad remarcables.

La Madre del Señor es exaltada durante los Maitines, siendo mencionada en cada letanía como mediadora entre Dios y nosotros, además de un modelo supremo de la deificación: “Conmemorando a la santísima, purísima, benditísima y gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y siempre Virgen María, y a todos los Santos,encomendémonos a nosotros mismos y mutuamente los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo Dios”.

La tercera parte de los Maitines comienza con la lectura de los cánones junto a las katabasis del período vigente, agrupadas en nueve cantos. En las parroquias de las ciudades, usualmente se canta solamente las katabasis, sin los cánones respectivos. Después del Canto VIII sigue uno dedicado a la Madre del Señor (“Proclama mi alma la grandeza del Señor…”, al que se agrega: “Más honorable que los querubines…”), recordándonos que nadie podría llegar a Dios sin la mediación de la Madre del Señor, que se hace como una escala que lleva a Él. En consecuencia, a la Madre del Señor se debe veneración tanto durante los Maitines como en los demás oficios litúrgicos del culto divino ortodoxo, y en las oraciones particulares de cada cristiano.

El “Más honorable que los querubines” es cantado los domingos, en tanto que en las Fiestas Reales hay cánones especiales. El Canto IX, dirigido a la Madre del Señor, es la quintaesencia de la teología mariológica, con una belleza y profundidad remarcables. Así, el irmos (cántico inicial del cánon, repetido al final) del Canto IX de las Fiestas Reales se convirtió en el Axion, cantado solemnemente en la Divina Liturgia, justo después de la Epíclesis.