Palabras de espiritualidad

La mente, la razón y el espíritu

  • Foto: Constantin Comici

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Translation and adaptation:

San Juan Damasceno dice que Dios creó el alma del hombre para ser racional y mental; éste ha sido dotado también del espíritu, que, como dicen los Padres, es “el amor mental del alma”

¿Mente es lo mismo que razón?”, pregunta Atanasio. “Si son lo mismo, ¿cómo es que se enferma? Si la mente es algo distinto a la razón, ¿en qué consiste la enfermedad de la mente?”.

—Como dije antes, el alma del hombre está constituida por la mente, la razón (palabra) y el espíritu, correspondiendo al modo de existencia de la Santísima Trinidad. San Juan Damasceno dice que Dios creó el alma del hombre para ser racional y mental; éste ha sido dotado también del espíritu, que, como dicen los Padres, es “el amor mental del alma”. Por eso es que distinguimos entre la energía de la mente y la energía de la razón. La mente es una cosa, la razón otra. La mente es el ojo del alma. Y precisamente así como el ojo del cuerpo ve la entera creación de Dios, el ojo del alma, que es la mente, obtiene la experiencia de Dios. Esta es la forma en que accionaban las fuerzas del alma antes de la caída. La mente de Adán veía a Dios, y la razón tenía la agudeza necesaria para afrontar esta experiencia. Luego, podemos decir, guardando las analogías, que así como la Mente (el Padre) engendra a la Palabra (Cristo), así también la mente del hombre engendra la palabra/razón (logos). Si la mente está sana, también la razón lo estará. Lo mismo ocurre con el espíritu, que es, como dije antes, el amor mental del alma. Si la mente está sana, el amor será también sano, porque está dirigido a Dios, y así se pone en acción la “embriaguez” del espíritu y el “rapto” de la mente. Si la mente está enferma, caemos del verdadero amor, es decir, tomamos parte del ídolo del amor, llamado por los Padres “el amor impío“.

(Traducido de: Mitropolit Hierotheos Vlachos, Boala și tămăduirea sufletului în tradiția ortodoxă, Editura Sophia, București, 2001, p. 63)