La mujer embarazada debe comulgar con frecuencia
Es muy importante que comulgue, porque ésto ayuda mucho al bebé, lo fortalece, lo ilumina, le da salud, lo protege de enfermedades. El bebé, por medio de la Santa Eucaristía, por un lado comulga con Cristo, y por el otro comienza su propia vida espiritual ya desde el vientre de su madre.
Los Santos Padres, viendo la gran responsabilidad y los trabajos de la mujer cuando está embarazada, le permiten que comulgue del Cuerpo y la Sangre del Salvador, indiferentemente del canon de penitencia que tenga o de sus propios pecados. De esta manera, la mujer embarazada debe comulgar cada mes, por lo menos con 2 o 3 días de ayuno previos, si no puede hacerlo por un período más largo. Tal comunión no la recibe ella por su propio merecimiento, como cualquier otra persona, sino como auxilio para el bebé. Es muy importante que comulgue, porque ésto ayuda mucho al bebé, lo fortalece, lo ilumina, le da salud, lo protege de enfermedades. El bebé, por medio de la Santa Eucaristía, por un lado comulga con Cristo, y por el otro comienza su propia vida espiritual ya desde el vientre de su madre. Comienza a conocer a Cristo antes de su propio nacimiento en este mundo. Es un pecado no acercar el bebé a Cristo. Debe acostumbrársele desde entonces.
Lamento mucho que estas enseñanzas no han sido suficientemente explicadas por los sacerdotes en la Iglesia y que muchas personas desconocen esto que es tan importante para llevar una vida auténticamente cristiana y por la salud bioética de la sociedad
Toda persona necesita a la Iglesia y a Cristo, pero especialmente la mujer embarazada, porque lleva otra vida dentro de ella, otra vida a la que debe cuidar y debe ser auxiliada por los que la rodean. La Confesión y la Comunión constituyen, así, el auxilio más grande que ella puede recibir, desde todo punto de vista.
(Traducido de: Arhim. Ioachim Pârvulescu, Sfaturi duhovniceşti, Sfânta Mănăstire Lainici, 2004, pp. 63-65)