Palabras de espiritualidad

La necesidad de hacer “una buena limpieza” en nuestra mente y nuestro corazón

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Esta es la clave de la vida espiritual y de la purificación del alma: ordenar tu mente. Ordenando nuestra mente, ordenamos también nuestra vida entera.

En el Paterikón encontramos que un padre dijo: “He muerto para el mundo”, y alguien replicó: “Tú has muerto para el mundo, pero que no se te olvide que el demonio sigue vivo”.

Una vez, un sacerdote vino a visitarnos al monasterio. En un momento dado, mientras conversábamos sobre la muerte, dijo: “¡Padre, yo no ‘me muero’ por morirme!”. Me gustaron mucho esas palabras.

Todas las cosas del hombre empiezan en su mente. No hay nada que hagamos, que antes no pase por nuestra mente. Por eso, el primer cuidado del creyente que quiera purificar su alma tiene que ser purificar también su mente de cualquier mal pensamiento y de toda figuración maligna.

Esta es la clave de la vida espiritual y de la purificación del alma: ordenar tu mente. Ordenando nuestra mente, ordenamos también nuestra vida entera.

Por eso, tendríamos que enriquecer nuestra mente con la mayor cantidad posible de pensamientos agradables a Dios, con pensamientos que concuerden con Su santa voluntad. Esa clase de pensamientos la podemos encontrar en la Biblia, en los textos de edificación espiritual, pero especialmente en los oficios litúrgicos. Así, es muy importante asistir a la iglesia, además de aprender los textos de los oficios litúrgicos, para que nuestra mente se enriquezca y podamos reunir un gran tesoro de buenos pensamientos, que después empezarán a brotar por sí mismos desde nuestro corazón.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 62-63)