La oración de antes y después de comer
Partiendo el pan, haz la Señal de la Cruz sobre él tres veces, orando con gratitud.
Después de la oración de la hora nona, puedes comer tu pan del día, agradeciéndole a Dios por los alimentos que te da, así: “Bendito sea Dios, Quien se apiada de nosotros y nos alimenta desde nuestra juventud. Tú, que procuras los alimentos para todo ser, llena de gozo y felicidad nuestros corazones, para que, al no faltarnos lo necesario, podamos abundar en las virtudes de Cristo nuestro Señor, con Quien es justo que recibas toda honra, todo poder, todo honor y toda adoración, con el Santísimo Espíriu, por los siglos de los siglos. Amén”. Luego, partiendo el pan, haz la Señal de la Cruz sobre él tres veces, diciendo con gratitud: “Te agradecemos, oh Padre nuestro, por Tu santa Resurrección, la cual nos mostraste por medio de Tu Hijo, Jesús. Y tal como este pan antes estaba esparcido sobre esta mesa (como masa o harina) y, formando ahora un todo completo, que también Tu Iglesia se reúna, desde los rincones de este mundo, en Tu Reino. Porque Tuyo es el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén”. Esta oración es la que debes pronunciar al partir el pan y preparar la mesa. Y cuando pongas el pan en la mesa y quieras sentarte a comer, di: “Padre nuestro…”. La oración que mencioné antes, “Bendito…”, debes repetirla también después de comer, cuando te levantes de la mesa. Si contigo comen dos o tres hermanos o hermanas del monasterio, que agradezcan por los alimentos, orando al unísono contigo.
(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, pp. 124-125)