La Oración de Jesús abarca al corazón y el corazón abarca la oración
El hombre se habitúa a repetir día y noche esta oración, que le ayuda a deshacerse de las redes del enemigo.
“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”. Si alguien, con fervor y sin detenerse, como los movimientos de nuestra respiración, repite esta oración, en poco tiempo sentirá cómo a él desciende la Santísima Trinidad —Padre, Hijo y Espíritu Santo—, para hacerse una morada en su interior. Entonces la oración abarca al corazón y el corazón abarca la oración, y el hombre se habitúa a repetir día y noche esta oración, que le ayuda a deshacerse de las redes del enemigo.
(Traducido de: Sfântul Cuvios Paisie Velicikovski de la Neamţ, Crinii țarinei sau Flori preafrumoase adunate pe scurt din Dumnezeiasca Scriptură, Editura Bisericii Ortodoxe din Moldova, Orhei, 1995, p. 26)