El primer paso es la oración. Si la oración es practicada con frecuencia, todo lo demás se resuelve. El hombre no podría librarse de sus pasiones, si antes no cae de rodillas y se lo pide a Dios, porque todo viene por medio de Su Gracia. La liberación de las pasiones no es sólo el fruto del esfuerzo personal, sino que es algo que viene por la Gracia de Dios. Así, la oración y la liberación de las pasiones devienen en algo simultáneo. Creo que debemos darle prioridad a la oración. Se dice que no existe oración pura sin la liberación de las pasiones. Pura o forzada, la oración debe anteceder cualquiera de nuestros actos.

(Traducido de: Dinu Cruga, Izvoare Duhovnicești, Arhiepiscopia Ortodoxă Română, Alba Iulia, 1998, p. 41)