La oración dicha con los labios
El que ora tan sólo por costumbre, no experimenta mayor cambio con su oración; el que ora con su corazón sí que es sujeto de muchísimos cambios, luchando con el maligno, consigo mismo, con sus debilidades, con los demás... Y en todos estos frentes debe permanecer lleno de valor.
Muchos oran sólo con sus labios y les gusta de repetir las palabras escritas en los libros de oraciones; ésto es bueno, porque Dios recibe esa oración y se apiada de ellos. Pero si mientras ora, la persona piensa en otra cosa, su oración no es recibida por el Señor. El que ora tan sólo por costumbre, no experimenta mayor cambio con su oración; el que ora con su corazón sí que es sujeto de muchísimos cambios, luchando con el maligno, consigo mismo, con sus debilidades, con los demás... Y en todos estos frentes debe permanecer lleno de valor. Pídele consejo a los más experimentados, si sabes dónde encontrarlos, y ora con humildad al Señor, porque Él te dará discernimiento. Si nuestra oración es agradable al Señor, el Espíritu de Dios da testimonio de ello en el alma, porque es afectuoso y pacífico.
(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Editura Deisis, p. 77)