La oración en el trabajo
Atención, que al orar vendrán los espíritus malignos a intentar desviar tu mente, pero no temas. Dios sabe de antemano qué es lo que le vas a pedir, pero le agrada que luches.
Si estás trabajando, cumple honradamente con tus responsabilidades, para ser un hombre de Cristo. Y si tienes un tiempo libre, puedes repetir esta oración: “¡Señor Jesucristo...!” o “¿Señor, Señor, Señor!” Dios sabe que no puedes orar largamente (en tu trabajo), pero tú, de alguna forma, te reconoces como perteneciente a Él. Y, atención, que al orar vendrán los espíritus malignos a intentar desviar tu mente, pero no temas. Dios sabe de antemano qué es lo que le vas a pedir, pero le agrada que luches. ¡No cedas, no abandones tu vida por las tentaciones que aparezcan! No olvides que Dios es el mismo en todas partes, sin importar si estás en la ciudad o en el campo. Porque el problema no es tanto que el mundo nos impida orar, sino que lo haga el demonio mismo. Puede que estés solo y aún así no logres ponerte a orar, porque el maligno te lo impide... Y es que no luchamos con la carne y la sangre, sino con las fuerzas de la oscuridad, ¡a vida o muerte!
(Traducido de: Ne vorbeşte Părintele Arsenie Papacioc, vol.1-3, Editura Mânăstirea Sihăstria, p.123)