La oración en soledad: lejos de los demás, cerca de Dios
Este ejemplo fue imitado por los Santos Apóstoles y, luego, por los Santos Padres, siendo cultivado aún en nuestros días.
Los Santos Evangelistas suelen relatarnos cómo nuestro Señor Jesucristo, de vez en cuando, se retiraba a algún sitio, lejos de Sus discípulos, en alguna montaña o en el desierto, tan sólo para orar. Todo esto, para entrar en una comunión estrecha con el Padre celestial. Eso no quiere decir que estuviese lejos del Padre, siendo Dios, sino que sentía la frecuente necesidad de una oración directa y personal, porque Jesús es una persona, como lo es también Dios Padre.
Incluso antes de Su Pasión, estando en el jardín de Getsemaní con Sus discípulos, los dejó un momento solos y se apartó un poco, de manera que no pudieran escucharle orando en voz alta, en la intimidad de Su soledad. Este ejemplo fue imitado por los Santos Apóstoles y, luego, por los Santos Padres, siendo cultivado aún en nuestros días.
(Traducido de: Mitropolitul Bartolomeu Anania, Rugăciunea izvor de putere în încercările vieții, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 12)