La plenitud de la mente y las virtudes del cristiano
“Un cuerpo entregado a los placeres no puede ser morada del conocimiento de Dios”. El verdadero conocimiento, la “revelación de los misterios”, se alcanza con el auxilio de las virtudes.
La mente es crucificada cuando apartamos de ella todo pensamiento impuro, y el cuerpo (es crucificado) cuando nuestras pasiones son extinguidas. “Un cuerpo entregado a los placeres no puede ser morada del conocimiento de Dios”. El verdadero conocimiento, la “revelación de los misterios”, se alcanza con el auxilio de las virtudes, constituyendo el “conocimiento que salva”.
El principal rasgo y “prueba” de este conocimiento es la humildad. Cuando la mente “se halla en la esfera del conocimiento de la verdad”, toda duda desaparece y una gran paz desciende sobre ella. Esta paz de la mente se llama “salud plena”. (Y esto ocurre) cuando el poder del Espíritu Santo entra en el alma, haciendo que esta “aprenda por medio del Espíritu”.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, Traducere: prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galați, 2003, p. 68)