La prueba de que sí existe el maligno
Cuando alguien empieza a orar, aparecen sus preocupaciones personales, familiares y profesionales y lo distraen. Esta es una prueba de la existencia del maligno.
Cualquiera puede permanecer concentrado varias horas, pensando en alguno de sus problemas, o en alguno de sus negocios, sin que su atención se distraiga con otros asuntos.
De igual manera, hace muchísimo tiempo, cuando todavía no existían las calculadoras, los contadores trabajaban hasta ocho horas seguidas, sin tan siquiera levantar un poco la cabeza, con tal de mantener su mente concentrada en medio del ruido que les rodeaba. Algo semejante sucede con los estudiantes, cuando hacen sus tareas.
Sin embargo, cuando alguien empieza a orar, aparecen sus preocupaciones personales, familiares y profesionales y lo distraen. Esta es una prueba de la existencia del maligno y que la oración le quema, por eso la combate.
(Traducido de: Arhimandritul Teofanie I. Teodoropulos, Crâmpeie de viață, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 102)