Palabras de espiritualidad

La señal de un alma sana o enferma se refleja en el rostro de cada persona

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Los ojos del que está sano en su alma son luminosos y emiten una mirada suave y apacible. De su interior brota solamente alegría. Por su parte, la mirada del enfermo espiritual parece irritada, tensa.

Sin duda, la señal de un alma sana o enferma se refleja en el rostro de cada persona. Los ojos del que está sano en su alma son luminosos y emiten una mirada suave y apacible. De su interior brota solamente alegría. Por su parte, la mirada del enfermo espiritual parece irritada, tensa, y sus ojos a veces tienen un tono rojo. Hasta su comportamiento exterior habla del hecho de que en su interior no hay paz, lo cual se manifiesta en reacciones bruscas y vehementes a las distintas circunstancias de la vida.

En el monasterio he conocido a muchos hombres con un alma visiblemente sana. Algunos de ellos tienen el aspecto de un anciano stárets que camina encorvado, pero que, al alzar la mirada, observas que sus ojos rebosan de amor. Cuando te encuentras con un stárets así, y le pides su bendición, tu alma se llena de felicidad. Sus palabras, además, están llenas de bondad, pureza, luz y gracia.

Otras veces, lo que ves es totalmente distinto, como la mirada de los esposos cuando vuelven a casa después de trabajar. La esposa observa a su marido, tratando de reconocer su estado de ánimo, y el esposo hace lo mismo, mirando fijamente a su mujer. Si la esposa tiene una mirada dura, que anuncia que “en cualquier momento podría suceder algo desagradable”, el marido tendrá que guardar silencio y buscar palabras que ayuden a temperar la situación.

(Traducido de: Îndrumar creștin pentru vremurile de azi: convorbiri cu Părintele Ambrozie (Iurasov)vol. 2, Ed. Sophia, 2009, pp. 351-352)

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