Palabras de espiritualidad

La tentación de interrumpir el embarazo

  • Foto: Anda Pintilie

    Foto: Anda Pintilie

Translation and adaptation:

Como padres, seremos recompensados por Dios si sabemos portar una cruz tan grande como la que nos anuncia usted”.

Un estremecedor testimonio nos viene de parte de un sacerdote de (la isla de) Creta, el padre Miguel de Zaros. Junto a su esposa, vinieron a agradecerle al santo por un milagro otorgado.

Nos cuenta el padre que, estando encinta su esposa con el cuarto de sus hijos, el ginecólogo la obligó a hacerse una serie de exámenes especiales para comprobar si, como sospechaba, la criatura venía con malformaciones. Ante los resultados, el médico propuso interrumpir el embarazo. El padre Miguel se opuso con vehemencia, insistiendo en que Dios sabe cuál es el propósito de cada cruz que nos envía. “Como padres, seremos recompensados por Dios si sabemos portar una cruz tan grande como la que nos anuncia usted”. Así, con fe, ambos progenitores aceptaron la venida al mundo de aquel pequeñito.

Entre tanto, visitaron las reliquias de San Efrén, a quien recordaban con fuerza, y le pidieron con perseverancia su auxilio. Y sucedió que una noche, mientras rezaba, la presbítera vio en su habitación, frente a los íconos, a San Efrén, vestido de un blanco resplandeciente. Se alegró muchísimo. Semanas después, vino el momento de dar a luz. Se trataba de un varón, sano y robusto, que más tarde habría de recibir el nombre del santo. “Hoy cumple cuatro años y es el más espabilado e ingenioso de nuestros hijos”, dice el padre, quien termina su testimonio rogándole a las madres que enfrentan diversos problemas, que confíen más en Dios y en los santos que en los médicos.

(Traducido de: Noi minuni ale Sfântului Efrem. Minuni cu copii născuţi şi nenăscuţi, Editura Egumenița, 2009, p. 63)