Palabras de espiritualidad

La única forma de que nuestra paciencia sea fructífera

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Nos desvivimos, somos pacientes y hasta nos quedamos sin fuerzas con tal de agradar al maligno, arrojándonos a nuestra propia perdición.

“Pero el que sea paciente hasta el final, ese se salvará”. No todo el que sea paciente se salvará, sino aquel que sea paciente en el camino del Señor. Ese es el sentido de esta vida: ser pacientes. Cada persona es paciente en algo, y lo es hasta el final.

Sin embargo, la paciencia por sí misma no es de ningún provecho, si el hombre no es paciente por el Señor y Su Santo Evangelio. (El hombre) avanza por el camino de la fe y los mandamientos evangélicos; con esto, las ocasiones para practicar la paciencia se multiplican, y la paciencia misma empieza a ofrecerle coronas; y, aunque antes parecía estéril, poco a poco empieza a dar frutos.

Al maligno le interesa cerrarnos los ojos, para que la paciencia por Dios nos parezca insufrible y pesadísima, en tanto que nos presenta la paciencia ante las pasiones como algo fácil y accesible. No obstante, esta última es mucho más agria y pesada que la paciencia de quienes luchan contra sus pasiones y se oponen al enemigo de nuestras almas. Pero nosotros estamos como ciegos, y no vemos nada de esto… Nos desvivimos, somos pacientes y hasta nos quedamos sin fuerzas con tal de agradar al maligno, arrojándonos a nuestra propia perdición.

(Traducido de: Sfântul Teofan ZăvorâtulTâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, p. 140)