¿Cómo nos hacemos miembros del cuerpo místico del Señor, es decir, de la Iglesia? Por medio de la Gracia de los Sacramentos, especialmente con el Bautismo y la Eucaristía.

Por medio del Santo Bautismo nos hacemos miembros de la Iglesia, muriendo y resucitando —en misterio— con Cristo.

Con la Santa Comunión devenimos en portadores de Cristo, dotados con las fuerzas espirituales necesarias para andar el camino a la perfección. El Señor dice: “El que come Mi carne y bebe Mi sangre, permanece en Mí, y Yo en él” (Juan 6, 56). 

(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Călăuză în Credința Ortodoxă, Editura Episcopiei Romanului, 2000, p. 116)