Palabras de espiritualidad

La Verdad que es fuente de toda verdad

  • Foto. Silviu Cluci

    Foto. Silviu Cluci

Translation and adaptation:

Todos los dogmas constituyen una sola Verdad: Dios-Hombre, nuestro Señor Jesucristo.

El Misterio de la Verdad no radica en cosas, ni en ideas, ni en símbolos, sino en una Persona. En la Persona divino-humana de nuestro Señor Jesucristo. “Yo soy la Verdad”. Una verdad completamente perfecta, jamás disminuida, jamás trastocada, siempre Uno y el Mismo en Su total plenitud, siempre Uno y el Mismo ayer, hoy, y siempre. La Verdad es siempre eterna, y en el tiempo eterno, siempre infinita, siempre imperecedera; y en las cosas mortales, inmortal. Todas las demás verdades brotan de ella como los rayos del sol, por eso también ellas son inmortales y eternas. De hecho, todos los dogmas constituyen una sola Verdad: Dios-Hombre, nuestro Señor Jesucristo. Todas esas verdades llevan a Él, porque provienen de Él. Todas conducen a Él, tal como cada rayo de sol conduce al sol.

Si el hombre se pone en marcha y camina hasta el final de la verdad sobre el Bien, tendrá que llegar a Cristo, la fuente, el principio y el dador de todo bien. Si camina hasta el final de la verdad sobre la Justicia, nuevamente llegará a nuestro Señor Jesucristo, fuente y dador de ella. Si avanza hasta el final de la verdad sobre la vida, el mundo, la eternidad, el amor, la perfección, la caridad, la felicidad, la mansedumbre, la esperanza, la oración y la fe, siempre llegará a Cristo, Quien es su única fuente y dador. El hombre de la filosofía ortodoxa siente con todo su ser y constata que no hay nada relativo, ni de este lado ni del otro del sepulcro. Con todos sus sacrificios, sucesos y experiencias, él, con toda su alma, avanza y se dirige al infinito y a la eternidad, hacia el infinito y la eternidad de Cristo.

(Traducido de: Sfântul Iustin Popovici, Dogmatica Bisericii Ortodoxe, volumul I, Editura Doxologia, Iași, pp. 28-29)