Palabras de espiritualidad

La vida debe ser una constante armonía con Dios

    • Foto: Valentina Birgaoanu

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Translation and adaptation:

Si alguien me pidiera que le dijera en una palabra qué es la Biblia, le respondería: ¡armonía! Dicho de otra manera: si eres un intelectual, ¡mantente en armonía con Aquel que te creó!

Cualquier momento puede ser un tiempo completo y cualquier suspiro puede ser ya una oración. ¡Para Dios! Hay un mundo monástico, distinto al de los laicos… aunque, a grandes rasgos, “monje” significa “buen cristiano”. Dios no dejó oraciones especiales para los monjes. Con todo, el monaquismo no puede ser abarcado en ninguna cita, en ningún alegato filosófico. Es algo que va más allá de lo comprensible, porque es una lucha continua con Dos. El hombre fue creado por Dios con una voluntad libre, con razón y con afectos. Luego, si entras al monasterio y renuncias a tu voluntad, estarás entrando en lucha con tu Creador, quien te concedió el libre albedrío. Y debes vencer a toda costa. Esto le agrada mucho a Él. Tal como Jacob luchó contra el ángel de Dios y lo venció, así también tú debes perderte para poder encontrarte. Tienes que “instalarte” en una persona angélica. Estoy hablando de los monjes, pero esto no significa que ningún laico pueda “afinarse” lo más posible.

Así las cosas, tú, que eres un intelectual, debes estar presente en Dios y tener en tu mente momentos de verdadero fervor. “¡Perdóname, Señor!”. Esto es importantísimo. Yo no pido que hagas miles de postraciones, pero sí que pregunto: “¿Por qué prefieres seguir siendo como una piedra? ¿Por qué te vas a dormir sin tan siquiera decir: ‘Señor y Dios mío, protégeme’?”. A su manera, cada individuo debe mantener una relación de devoción con Dios.

Si alguien me preguntara qué es la cultura, le respondería: ¡armonía! Si algún otro, un poco más pretencioso, me pidiera que le dijera en una palabra qué es la Biblia, le respondería: ¡armonía! Dicho de otra manera: si eres un intelectual, ¡mantente en armonía con Aquel que te creó!

(Traducido de: Arhimandritul Arsenie PapaciocCuvânt despre bucuria duhovnicească, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003,  pp. 184-185)