La vida del cristiano ortodoxo, un camino que se recorre de la mano con Cristo
En la vida y el alma de un cristiano ortodoxo nada sucede según la voluntad del hombre o según le apetezca, sino que todo tiene lugar de acuerdo con la voluntad de Dios-Hombre, Cristo.
Cuando se examina a sí mismo, el cristiano ortodoxo piensa: “Mi espíritu no es nada si no es inundado y perfeccionado por el Espíritu Santo”. En la vida y el alma de un cristiano ortodoxo nada sucede según la voluntad del hombre o según le apetezca, sino que todo tiene lugar de acuerdo con la voluntad de Dios-Hombre, Cristo. Con la práctica de las virtudes evangélicas, el cristiano ortodoxo dirige toda su atención a Dios; su espíritu, su alma y su voluntad se concentran en Dios, con el auxilio del Espíritu Santo. Todo lo que le pertenece es concentrado y universalizado en Dios-Hombre, Cristo. Con todo su ser, él entiende que la Iglesia Ortodoxa es perpetuamente santa y universal, y que el atributo de la humanidad deificada representa la característica fundamental de la Iglesia Ortodoxa.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, traducere de prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 40)