Palabras de espiritualidad

La vida religiosa del adolescente

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Aunque quisiéramos saberlo todo, debemos evitar controlar totalmente la vida religiosa del joven. No vigilemos cómo ora, cómo hace sus postraciones, si cruza una pierna sobre la otra o si se confiesa correctamente. No debemos preguntarle constantemente a dónde va, si sale un momento de la iglesia o qué fue a hacer. Lo importante es no perturbarles en este período de la vida.

La siguiente etapa es la adolescencia, cuando los padres deben dejar a sus hijos desarrollarse adecuadamente. En el marco de una educación cristiana, esta etapa de la vida es muy importante, porque si hasta ahora la fe de los hijos se debía, principalmente, a la nuestra propia o a la de otras personas con autoridad (sacerdotes, padrinos, amigos más grandes), a partir de ahora ellos deberán establecer su propia forma de fe.

Desde este momento el joven comenzará a creer, no porque así lo diga el sacerdote o sus propios padres, sino porque entiende lo que dice el Credo y es capaz de repetir, conscientemente; “creo” y no solamente “creemos”, así como puede percibirse cuando, durante la Liturgia, pronunciamos en comunidad la Profesión de Fe.

Esta observación general puede aplicarse también con respecto al comportamiento en la iglesia. Aunque quisiéramos saberlo todo, debemos evitar controlar totalmente la vida religiosa del joven. No vigilemos cómo ora, cómo hace sus postraciones, si cruza una pierna sobre la otra o si se confiesa correctamente. No debemos preguntarle constantemente a dónde va, si sale un momento de la iglesia o qué fue a hacer. Lo importante es no perturbarles en este período de la vida.

Más tarde, cuando el muchacho madure, que Dios permita que podamos seguir asistiendo juntos a la misma parroquia y comulgar juntos también. Si llegara a ocurrir, por el contrario, que asistamos a iglesias distintas, no debemos enfadarnos. Lo que sí deberá preocuparnos y molestarnos, es ver a nuestro hijo lejos del camino de la Iglesia.

(Traducido de: Preot Maxim Kozlov, Familia – ultimul bastion: răspunsuri la întrebări ale tinerilor, traducere din limba rusă de Eugeniu Rogoti, Editura Sophia, București, 2009, pp. 212-213)