La virtud de la pureza, felicidad para el hogar conyugal
La pureza es un estado del corazón, al cual se llega por medio de la continencia de los deseos carnales y el rechazo a las tentaciones que vienen por medio de pensamientos y deseos.
La pureza es un estado del corazón, al cual se llega por medio de la continencia de los deseos carnales y el rechazo a las tentaciones que vienen por medio de pensamientos y deseos. La pureza de corazón es un paradigma de la perfección, al igual que la castidad, aunque esta última consiste en una serenidad permanente, siendo preámbulo de la vida eterna. La castidad y la pureza son expresiones del amor a Dios y a los semejantes. Para los laicos, la castidad y la pureza de corazón son virtudes sociales, ya que al trabajarlas y avanzar en ellas, crece la posibilidad de establecer relaciones humanas de amor verdadero, fundadas en ese mismo amor abnegado que caracteriza a la castidad y no en los egoístas deseos del cuerpo. Así las cosas, tratándose del matrimonio, estas virtudes son importantísimas para la felicidad del hogar conyugal, para la realización de ambos esposos en esta vida, pero sobre todo para alcanzar la siguiente: la felicidad eterna en el Reino de Dios.
(Traducido de: Sfântul Ioan Casian, Viața și învățătura lui, Editura Trinitas, Iași, 2002, pp. 42-43)