La voluntad de Dios no está vinculada con la razón
La voluntad de Dios no se revela mágicamente, tampoco es relativa ni condicionada por los estrechos límites de la razón humana.
Existe otra forma de conocer la voluntad de Dios, misma que es practicada, generalmente, por la Iglesia: el consejo de los padres espirituales y de los confesores. La gran bendición de la obediencia cubre benéficamente a los que la practican, haciéndose conocimiento de lo que antes ignoraban y protección poderosa para realizar el consejo-mandato, porque Dios se revela a los que lo obedecen en Su calidad de Padre.
Le práctica de la obediencia como virtud fundamental, asemeja al hombre con el Hijo de Dios, “Quien obedeció... hasta la cruz”. Y así como a Jesús se le dio todo poder y toda la iniciativa del Padre, de la misma manera a los que obedecen se les da el anuncio de la voluntad divina y la Gracia necesaria para que alcancen la perfección. Quien quiera dirigirse a los más avanzados espiritualmente, deseando conocer la voluntad divina, es bueno que entienda esto que estoy ezplicando.
La voluntad de Dios no se revela mágicamente, tampoco es relativa ni condicionada por los estrechos límites de la razón humana. Nuestro Buen Dios desciende a la debilidad humana y le habla interiormente al que, en primer lugar, cree decididamente y luego se hace humilde, sediento de ese anuncio y teniendo la disposición interior de llevarlo a buen fin. Es por eso que recibe con fe y agradecimiento la primera palabra del guía espiritual que le aconseja.
Pero cuando estas virtudes de la fe, la obediencia y la humildad no caminan juntas, sino que el discípulo se opone de palabra o se siente tentado a preguntarle también a otros, entonces la voluntad de Dios se esconde como el sol entre las nubes. Este es un tema muy delicado y por eso es necesario estar atentos a él. El anciano Marcos dice: “El hombre aconseja a su semejante en lo que conoce. Sin embargo, Dios obra en el que le obedece gracias a su fe”. La condición absolutamente necesaria para conocer la voluntad divina es hacerse digno de esa revelación, porque así como dije, la voluntad divina, debido a su carácter sobre-humano, no puede ser abarcada o limitada de forma mágica en lugares y órganos, porque se revela sólo a los que son merecedores de esta gracia divina.
(Traducido de: Monahul Iosif Vatopedinul, Cuviosul Iosif Isihastul: nevoințe, experiențe, învățături, Traducere din limba greacă de ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2009, pp. 163-165)