Las aflicciones son herramientas de Dios
El mismo Señor nos dice: “invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me darás gloria” (Salmos. 49, 16).
¡Escuchen! El mismo Señor nos dice: “invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me darás gloria” (Salmos. 49, 16). Las tribulaciones nos fortalecen en la fe y nos enseñan a despreciar la gloria del mundo. Convenzámonos de que ningún sufrimiento o tristeza podría acaecernos —ni siquiera un cabello de nuestra cabeza podría caer— sin la voluntad de Dios. Aunque solemos culpar por nuestras desgracias a la mala voluntad o torpeza de los demás, debemos saber que estas no son sino instrumentos en las manos de Dios. Herramientas para trabajar nuestra salvación. Luego, atrévete y pídele a nuestro Señor, Quien trabaja incesantemente en nuestra salvación, utilizando, para esto, eso que llamamos felicidad y eso otro que llamamos tristeza.
(Traducido de: Cerească Înțelepciune de la cei de Dumnezeu luminați Dascăli despre Cum să biruim deprimarea, ediția a 2-a, traducere de Constantin Făgețan, Editura Sophia, București, 2008, pp. 62-63)