Las dos fuerzas que colaboran entre sí para que alcancemos la salvación
A la salvación del hombre contribuyen, de forma concomitante, la Gracia de Dios y la voluntad del hombre.
A la salvación del hombre contribuyen, de forma concomitante, la Gracia de Dios y la voluntad del hombre. Por una parte, la Gracia llama e ilumina la mente y el corazón, en tanto que la voluntad ayuda a que los ojos se abran y el corazón se purifique. De esta manera, la salvación empieza con la Gracia de Dios, se forma con la voluntad y se perfecciona con la misma Gracia, que también la corona.
La “Parábola del sembrador” es un buen ejemplo de esto que digo. El sembrador arroja la semilla, la tierra fértil la recibe, y Dios la ayuda a germinar y la bendice. A partir de esto podemos concluir que es necesario, en primer lugar, que queramos salvarnos, para que después la Gracia nos ayude a alcanzar la salvación.
(Traducido de: Sfântul Nectarie de Eghina, Despre îngrijirea sufletului, Editura Sophia, București, 2009, p. 66)