Palabras de espiritualidad

Las oraciones de San Nifón ante una tormenta en el mar

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

    Foto: Bogdan Zamfirescu

Si no descuidan sus trabajos y oraciones, y si no desperdician el tiempo hablando sobre cosas banales o utilizando palabras impías, el Señor les ayudará y los librará de todo peligro.

Una vez, cuando el barco del monasterio volvía con provisiones, se desató una fuerte tormenta. En aquel instante, San Nifón entró en la nave y el temporal cesó inmediatamente. Otra vez, los hermanos le pidieron que orara por ellos, para que pudieran viajar sin eventualidades por el mar y volver con todo lo necesario al monasterio. Y él les respondió:

Si no descuidan sus trabajos y oraciones, y si no desperdician el tiempo hablando sobre cosas banales o utilizando palabras impías, el Señor les ayudará y los librará de todo peligro.

Luego, arrodillándose sobre un trozo de hierro del barco, les dijo a los monjes:

¡Hermanos, pongan este pedazo de metal en un lugar aparte y, cuando se sientan en peligro de hundirse, átenlo al casco del barco y arrójenlo a las aguas! ¡Así podrán seguir viajando sin contingencia alguna!

Al alcanzar la edad de 90 años y sintiendo la proximidad de su muerte, San Nifón juntó a toda la comunidad del monasterio, les pidió perdón y les ordenó guardar con diligencia las normas de la vida monástica, trabajando con denuedo para alcanzar el Reino de los Cielos. Después agregó:

¡Hermanos míos, pidan de mi humildad cualquier necesidad espiritual que tengan, antes de que entregue el espíritu en manos del Señor!

Y los monjes le respondieron:

Queremos, padre, que nos dejes por escrito tus divinas oraciones, para leerlas al enterrar a cada hermano cuando muera, para que sus pecados le queden desatados.

Así, les dejó una oración para el perdón de los pecados de los difuntos. Luego, enviando a su discípulo Josafat a Constantinopla, para dar testimonio de Cristo y recibir la corona del martirio, el Santo Jerarca Nifón entregó su alma en las manos de Dios, el 11 de agosto de 1508, causando gran tristeza en todos los monjes del Monte Athos. Habiéndose oficiado una vigilia de toda la noche en el Monasterio Dionisiou, al día siguiente todos honraron sus santas reliquias y lo enterraron solemnemente en el cementerio del monasterio.

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie BălanPatericul românesc, Editura Mănăstirea Sihăstria, pp. 147-148)