Las oraciones de su esposa son el abogado del hombre ante Dios
Una esposa buena es una bendición celestial, el mejor don para el hombre, su ángel y fuente de bondades innumerables.
No sólo la felicidad del esposo depende de su mujer, sino también el desarrollo y el crecimiento de su propio carácter. Una esposa buena es una bendición celestial, el mejor don para el hombre, su ángel y fuente de innumerables bondades. Su voz es, para él, la música más dulce. Su sonrisa, la luz que le ilumina el día; su beso, el guardían de su fidelidad; sus manos, un bálsamo para su salud y para su vida entera; su hacendosidad, la garantía del bienestar familiar; su buen juicio, el mejor administrador; sus labios, su mejor consejero; su pecho, la mejor almohada, allí en donde olvida todas las preocupaciones. Y las oraciones que ella hace, su abogado ante Dios.
(Traducido de: Sfânta Muceniţă Alexandra, Cum să întemeiem o familie ortodoxă, Editura Sophia, București, 2011, p. 60)