Palabras de espiritualidad

Las pasiones empiezan con un simple pensamiento

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Tal como saltas y te proteges para salvar tu vida, lo mismo debes hacer para librar tu alma de toda amenaza. ¡Haz de esto una norma de vida, hermano!

Cualquier pasión se enciende, se evidencia y se desarrolla, siempre, empezando con un pensamiento. Luego, la lucha contra las pasiones empieza con la lucha en contra de los pensamientos. Los malos pensamientos son tentaciones que nos mandan los demonios (por esta razón, algunos Padres llaman “espíritus” a los pensamientos), como susurros que nos instan a pecar y, en consecuencia, a caer en la impureza.

La lucha contra los pensamientos debe empezar, entonces, apartando las tentaciones con las que nos seducen, ignorándolas por completo. Si, por el contrario, te detienes a contemplarlas, se atizarán, crecerán y se fortalecerán. Pero, si desde el primer momento apartas el mal pensamiento, te librarás de él y del pecado que viene después.

Valiéndose de nuestros propios pensamientos, los demonios nos muestran cosas que nos cautivan y nos embelesan, engañándonos para que las miremos atentamente y después “hablemos” con ellas. Si “hablas” con esas figuraciones, aún no has caído en pecado y este no se ha convertido en pasión, pero has entrado al camino que lleva a dicha anomalía espiritual, del cual es muy difícil regresar. ¿Por qué? Porque una vez lo ve a su lado, tu corazón se aferra a ese pensamiento y siente agrado por él. Inevitablemente, lo que sigue es el “consentimiento” y la materialización, que convierte a aquel pensamiento en palabra y en acción de pecado. Si te permites cometer este error, tu corazón se irá volviendo uno lleno de pasiones, porque una pasión no es otra cosa que la costumbre del corazón con la maldad.

¡Mucho cuidado, hermano, no sigas ese camino! El poder de vencer a los demonios con la palabra es únicamente cosa de los santos. Lo que debes hacer es rechazar inmediatamente todo pensamiento pernicioso. Como dice el padre Sergio, la tentación es como un fuego que apenas se ve, el cual, si no lo extingues, se convierte en una siniestra llamarada. Es como una serpiente venenosa, que todo el tiempo está al acecho para mordernos e inocularnos su veneno, razón suficiente para matarla en el acto. Tal como saltas y te proteges para salvar tu vida, lo mismo debes hacer para librar tu alma de toda amenaza. ¡Haz de esto una norma de vida, hermano!

(Traducido de: Jean-Claude LarchetȚine candela inimii aprinsă, Editura Sophia, București, 2007, pp. 81-82)