Las tentaciones del cuerpo y su forma de llevarnos al pecado
Lo mismo pasa con las tentaciones del cuerpo. Sientes su fuerza de atracción, pero, debido a tu libre albedrío, tú eres quien decide si pecas o no.
Las tentaciones carnales se parecen a las comidas gustosas, que emanan un aroma muy grato. Por ejemplo, si estás ayunando y pasas frente a un restaurante, notarás cómo el olor que sale de aquel lugar te despierta inmediatamente el apetito. De ti depende entrar o no, comer o no comer algo de lo que ahí se sirve. Lo mismo pasa con las tentaciones del cuerpo. Sientes su fuerza de atracción, pero, debido a tu libre albedrío, tú eres quien decide si pecas o no. Dios ayuda a los que están llenos de valor. ¡No lo olvidemos! De acuerdo con los Santos Padres, nuestra lucha es solamente en contra de los pensamientos de pecado, y no nos corresponde arrancarlos de raíz. ¡Dios es Quien los arranca y los echa afuera!
(Traducido de: Arhimandritul Serafim Alexiev, Curăția-tâlcuire la Rugăciunea Sfântului Efrem Sirul, Editura Sofia, București, 2007, p. 60)