Palabras de espiritualidad

Las tentaciones nos ayudan a crecer

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Dios permite las tentaciones, con un propósito esencial. ¡Son necesarias! ¡Indirectamente, el demonio nos ayuda a salvarnos!

“¡En este mundo tendréis tentaciones, pero confiad en Mí!”. Y, otra vez: “¡Ay de aquel que os haga caer en tentación!”, dice el Señor.  Está claro que Dios nos abruma con Su amor. ¡Pero es imposible no tener tentaciones! ¡Sin ellas no habría recompensa alguna! ¡No es posible que un árbol seco no tenga hojas secas! Luego, hay tentaciones que tenemos que enfrentar. Ese es justamente el propósito por el cual al maligno todavía se le permite deambular por el mundo. Como dicen los Santos Padres, no le queda más que la punta de la cola para intentar hacernos tropezar. ¡Pero no para hacernos caer definitivamente! ¡Para que espabilemos y veamos en dónde estamos y qué somos! Dios permite las tentaciones, con un propósito esencial. ¡Son necesarias! ¡Indirectamente, el demonio nos ayuda a salvarnos!

¿Quién puede decir que no es un pecador? ¡Pero tenemos que conservar la esperanza y hacer algo para librarnos de la suciedad que nos rodea! ¡Hay que luchar toda la vida! La perfección se alcanza solamente por medio de la lucha. ¡Lo importante es ir subiendo de peldaño, para alejarnos del fango! ¡Hay que apartarnos del pecado! ¡Solo así podremos salvarnos! A Dios le agrada mucho que amemos a nuestros enemigos. Le agrada, y completa nuestras propias debilidades.

(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie BălanNe vorbește Părintele Arsenie (Papacioc), vol. II, Editura Episcopiei Romanului, 1997, p. 45)