Las tentaciones nos ayudan a hacernos humildes
La guerra espiritual en contra del que empieza su andadura espiritual, es una especialmente dura, de la que no se puede salir vencedor fácilmente. Por eso, es importante no desalentarnos y desesperarnos, viendo nuestra impotencia, sino que debemos hacernos más humildes y ofrecerle nuestro arrepentimiento al Señor.
En las tentaciones, resiste con humildad, así como lo dejaron escrito los Santos Padres. Y si sucede que caes, levántate y sabe que es por culpa de tu orgullo que sufres de esas tentaciones. Corre, pues, al desprecio de tí mismo y a la humildad, pero sin salir de tu celda. Si el monje no es puesto a prueba con tentaciones, no podrá conocer su impotencia y no podrá hacerse humilde.
Me cuentas que dentro tuyo hay pasiones e impotencias espirituales que no habías observado antes y que no puedes vencer. La guerra espiritual en contra del que empieza su andadura espiritual, es una especialmente dura, de la que no se puede salir vencedor fácilmente. Por eso, es importante no desalentarnos y desesperarnos, viendo nuestra impotencia, sino que debemos hacernos más humildes y ofrecerle nuestro arrepentimiento al Señor. Peligroso es ver tus propias correcciones y virtudes, porque se trata de un evidente síntoma del engaño y del alejamiento de Dios. Ante Él, más agradable es un pecador contrito, que un justo soberbio.
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, volumul I, Editura Egumenița, Galați, 2009, pp. 157-158