Las virtudes que nos pueden llevar al Reino de Dios
Esmerémonos en imitar a Cristo, en la medida de lo posible. Elijamos con alegría el sendero arduo y estrecho, y despreciemos el camino ancho y practicable.
Cuando los demás te entristezcan o te insulten, acuérdate de los sufrimientos de nuestro Señor Jesucristo. Cuando lo insultaron, Él no los insultó; cuando se burlaron de Él, no les respondió con burlas; cuando lo abofetearon, Él no devolvió los golpes recibidos; cuando lo acusaron, tampoco les respondió con señalamientos. Al contrario, a todos respondió serenamente: “Si he hablado mal, demuéstramelo” (Juan 18, 23). Y, sumado a esto, todo el tiempo oró por aquellos que le crucificaban.
Vivamos del mismo modo en que Cristo vivió, es decir, con humildad, obediencia y mansedumbre. Esmerémonos en imitarlo, en la medida de lo posible. Elijamos con alegría el sendero arduo y estrecho, y despreciemos el camino ancho y practicable.
(Traducido de: Arhimandritul Athanasie, Egumenul Sfintei Mănăstiri Stavrovouni, Lumină lină și tainică în negura zilelor noastre. Starețul Gherman Stavrovouniotul, traducere de Mircea Ștefan, Editura Doxologia, Iași, 2016, pp. 136-137)