Las virtudes y el corazón del cristiano
El silencio constante y el saber guardar la tranquilidad son cosas que brotan en el cristiano desde estas tres causas: sea buscando el elogio de los demás, o por tener una fuerte devoción por la virtud, o porque el hombre tiene un diálogo divino en su interior y su pensamiento se vuelve hacia este. Luego, si el hombre no tiene ninguna de estas dos últimas, sin duda es dominado por la primera debilidad mencionada.
La virtud consiste no en demostrar una variedad de hechos en gran cantidad, obrados con nuestro cuerpo, sino en tener un corazón que es sabio con su esperanza. Es unir cuerpo y corazón, actuando correctamente para Dios. Porque el pensamiento puede hacer el bien, sin obras, pero el cuerpo, si le falta la sabiduría del corazón, no puede hacer nada. El verdadero cristiano no puede evitar demostrar su amor, actuando para Dios, cuando ve que tiene la ocasión para ello. En el primer estado, siempre avanza, en el segundo, a veces sí, a veces no. No creas que es una cosa insignificante que alguien permanezca siempre lejos de las causas de las pasiones. ¡Que nuestro Dios sea glorificado por siempre! Amén.