¡Levántate y corre a buscar a tu confesor!
Si hoy no tienes tiempo para ir a confesarte, muéstrale a Dios tu contrición, sin esperar más, y reconcíliate con Él.
Por eso, también tú, hermano, si caes por causa de tus aflicciones o debilidades, no te dejes engañar, diciéndote: “He caído otras veces, no pasa nada si vuelvo a caer... ¿qué gran problema representa un pecado más? He caído antes en el fango, pero no pasa nada: iré a confesarme, me arrepentiré de todo y luego me apartaré del pecado”. ¡En el nombre de Dios, hermano, no atiendas esos pensamientos! Está claro, como la luz del día, que vienen del demonio, quien solamente quiere llevarte a la perdición. Si pecaste una vez, no peques nuevamente, no vaciles y no te dejes caer nuevamente en el lodo, sino que haz lo que dice la Escritura: “No tardes en volver al Señor, no lo dejes de un día para otro” (Sirácides 5, 7).
Levántate y corre a buscar a tu padre espiritual para confesarte, porque, mientras más reciente sea la herida, más rápidamente sanará. Pero, si dejas pasar el tiempo, será más difícil que sane, como dice San Juan Climaco: “Tu herida será más fácil de curar, mientras se mantenga fresca y caliente. Pero, cuando se trata de heridas viejas, descuidadas y endurecidas, a esas cuesta mucho hacerlas sanar...”
Si hoy no tienes tiempo para ir a confesarte, muéstrale a Dios tu contrición, sin esperar más, y reconcíliate con Él, demostrándole la compunción de tu corazón, para que vea que te arrepientes con todas tus fuerzas. No te permitas dormir tan siquiera una noche sin arrepentirte y sin pedirle perdón, en tanto te encuentras con tu confesor. Es una osadía imperdonable —sabiendo que en cualquier momento serás condenado a muerte— quedarte con un pecado mortal, olvidando que pendes de un hilo, que es tu vida, sobre el abismo del mal, es decir, el infierno.
(Traducido de: Sfântul Nicodim Aghioritul, Despre metanie – pocăință, Editura Panaghia, p. 49-50)