Limpiar la mente para disipar el rencor
“El rencor es el óxido del alma, es el gusano que carcome la mente, es una maldad permanente, una falta incesante, es un clavo insertado en el alma”.
Como bien afirma San Juan Climaco, donde hay rencor, no hay amor. E insiste en que el rencor atormenta al hombre que guarda alguna molestia en el alma por el mal que sufrió en determinado momento. Y agrega: “El rencor es el óxido del alma, es el gusano que carcome la mente, es una maldad permanente, una falta incesante, es un clavo insertado en el alma”. Cuando, a pesar de todo, el hombre tiene amor, desecha cualquier vestigio de rencor en su interior.
San Isaac el Sirio dice: “Si no tienes una mente pura, procura al menos que tu boca sea pura”. Primero tenemos que esforzarnos en apartar de nuestro vocabulario cualquier expresión impía, cualquier palabra con la que no nos podríamos presentar ante Dios. Partiendo de esto, pasemos a ordenar nuestra mente, examinándonos a nosotros mismos y a los pensamientos que generamos, buenos o malos.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 176-177)