Llamado a los cristianos a estar unidos
Dejemos que salgan de nuestras almas toda la maldad, todos los pecados y toda la envidia, para que entre el Soberano de todo y de todos, Cristo.
Entendamos que no es bueno ni normal que haya uno más elevado que otro, ni creerse uno más virtuoso que su hermano... ¡Siempre debemos ponernos el uno al lado del otro! Dejemos que salgan de nuestras almas toda la maldad, todos los pecados y toda la envidia, para que entre el Soberano de todo y de todos, Cristo. ¡Entremos con Él a la iglesia! Y, una vez en la iglesia, escuchémosle. En la iglesia, los fieles ortodoxos, los cristianos verdaderos, no hablan más entre sí, sino que dejan que sea Dios quien les hable. Abramos, pues, las puertas de nuestras almas al arrepentimiento, y con las almas así abiertas, esperemos a Cristo el Señor para que entre en la recámara de nuestro corazón. Y desde ahí, oremos de esta manera. “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador!”. Amén.
(Traducido de: Casian, Episcopul Dunării de Jos, Scara Căinței, Ed. Episcopiei Dunării de Jos, Galați 2003, p. 26)