Lo importante de tener un corazón puro en nuestro interior
Si caigo en la desesperanza, me destruyo. Así, grito: “¡He pecado!”, practico la virtud y espero a que pronto venga la Luz.
Cuando tu corazón es puro, amas a todos como a ti mismo. Te duele y oras por todos.
No es suficiente con creer en Dios, debemos amarlo también.
Si alcanzas la sensibilidad espiritual y alguna vez pecas, tu conciencia no te dará tregua. Te acordarás de hasta el más ínfimo detalle de tu pecado. De lo contrario, seguirás en la suciedad. Aún por el más pequeño pecado debemos orar sin cesar a Dios, hasta que venga Él y lo borre.
¿Por qué ponerle a Dios una carga, preguntándole el por qué de todo? Hacerlo y llenarnos de pesar es cosa del maligno. El demonio quiere que nos acostumbremos a hacer esto, para destruirnos. Y se esfuerza para no perder el dominio que tiene sobre nosotros. Si caigo en la desesperanza, me destruyo. Así, grito: “¡He pecado!”, practico la virtud y espero a que pronto venga la Luz.
(Traducido de: Ca aurul în topitoare – viața mucenicească a unui Iov al zilelor noastre, Schitul Lacu – Sfântul Munte Athos, p. 61)