¡Lo importante es que aprendas a ir a la iglesia y perseveres en ese afán!
Aun con esos pensamientos, aprende a ir a la iglesia, porque, si no lo haces, nadie más podrá ayudarte. Pero, si vas a la iglesia, estás dando testimonio, ante Dios y ante ti mismo, de que quieres ser mejor y librarte del mal.
Le digo a un muchacho: “De hoy en adelante, no faltes a la Divina Liturgia”. Me responde: “Padre, si usted me lo pide, lo haré… pero no se imagina qué cosas pasan por mi mente cuando voy a la iglesia, cuántos pensamientos perversos llenan mi cabeza incluso estando ahí”.
Y le digo otra vez: “No importa. Aun con esos pensamientos, aprende a ir a la iglesia, porque, si no lo haces, nadie más podrá ayudarte. Pero, si vas a la iglesia, estás dando testimonio, ante Dios y ante ti mismo, de que quieres ser mejor y librarte del mal. Pero, para librarte de las cosas viejas, tienes que agregar otras nuevas. Solo así podrás verte libre de toda iniquidad”.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 21-22)