Palabras de espiritualidad

Lo que debemos sentir al orar

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cuando elevemos nuestras plegarias, esmerémonos en llenarnos del “sentido” de la oración, que comprende a la fe, la esperanza, el agradecimiento, la contrición, el abandonarse en las manos de Dios y todo lo demás.

¿Oramos como es debido? La oración es siempre la expresión de nuestra relación con Dios. Cuando nuestra oración es buena, fervorosa, llena de devoción y atención, nuestra relación con Dios es buena. Entonces todo camina bien. Esforcémonos, pues, en fortalecer nuestra oración, si notamos que se ha debilitado.

Cuando elevemos nuestras plegarias, esmerémonos en llenarnos del “sentido” de la oración, que comprende a la fe, la esperanza, el agradecimiento, la contrición, el abandonarse en las manos de Dios y todo lo demás.

Cuando venga a nosotros un sentimiento fuerte al orar, dentengámonos en él y encendámoslo mientras permanezca en nuestra alma. Y cuando éste se vaya, llamemos otro. Esta será una oración incesante. Ese sentimiento a veces viene sólo, otras veces hay que provocarlo. ¿Cómo? Por medio de las meditaciones divinas o al pensar en los misterios de la fe, especialmente en el trabajo de la salvación y en el fin de todas las cosas. Reflexionemos más a menudo sobre estas cosas, e inexorablemente alguna de ellas llegará a nuestra alma. De esto se trata el “sentimiento” al orar. ¡Que Dios nos bendiga!

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Rugăciunea, Editura Egumenița, 2008, p. 27)