Lo que implica la práctica de las virtudes
No se puede llamar virtud aquello que no viene acompañado de tribulaciones al ser puesto en práctica.
Cuando empieces a practicar la virtud, que no te asombre si de todas partes vienen a ti duras aflicciones. Porque no se puede llamar virtud aquello que no viene acompañado de tribulaciones al ser puesto en práctica.
Porque es de ahí que la virtud recibe ese nombre, como dice San Juan, porque la virtud suele ser seguida del sufrimiento. Y la degradamos cuando nos permitimos un respiro al practicarla. El piadoso Marcos el monje dice: “Toda virtud que practicamos se llama cruz, cuando cumple con el mandato del Espíritu”. Por eso, “Todos los que quieran vivir como buenos cristianos sufrirán persecuciones” (II Timoteo 3, 12). Y “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida por Mí, la salvará” (Marcos 8, 34). Por eso es que el Señor puso ante ti la cruz: para que asumas una decisión que implica dar tu propia vida, con tal de que tu alma pueda adentrarse en Su camino.
(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoință, Editura Bunavestire, Bacău, 1997, p. 93)