Los Santos Padres nos enseñan que, en los tiempos finales, los cristianos se salvarán solamente por medio de la contrición y siendo pacientes en las aflicciones.

Los pecados “ligeros” son eliminados con el arrepentimiento. Para los pecados más graves y los pecados mortales es necesaria una contrición aún mayor; es mejor recibir un canon de penitencia por parte del confesor, por severo que te parezca, que un duro castigo por parte de Dios.

(Traducido de: Părintele Valentin Mordasov, duhovnicul de la Pskov, Invăţături şi întâmplări minunate, Editura Sophia, Bucureşti, 2011)