Palabras de espiritualidad

Los dos vasos de agua. La reina María y una historia sobre la fidelidad

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La belleza está en la mujer amada por su esposo. En otra mujer, él no podría encontrar nada mejor, desde un puesto de vista fisiológico, que lo que su esposa le ofrece. Sólo se trata de otro corazón, otra educación, otra presencia... Todos estos dones malgasta la mujer cuando se casa con un necio.

Los divorcios ocurren cuando las personas se equivocan al casarse. La Iglesia misma acepta el divorcio, para no destruir la armonía en la vida de las personas. Para evitar el desenfreno, la Iglesia permite casarse hasta tres veces; puede que se hayan casado demasiado rápido porque el chico se vestía elegantemente, tenía un automóvil lujoso... Los jóvenes no deben apresurarse a casarse sólo por razones materiales. Y es que he podido comprobar cómo muchas mujeres son engañadas por sus esposos.

En la Casa Real (rumana), cuando aún vivía la reina María, sucedió una vez que un soldado de la Guardia Real se enamoró de ella. No sabiendo qué hacer, se lo contó a su compañero de turno. Pero éste, más tarde, le contó todo a la reina. Entonces, ésta hizo venir al enamorado soldado, y le preguntó:

“—¿Tienes esposa?”

“—¡Así es, Su Majestad!”

Entonces, la reina ordenó al mayordomo:

“—¡Tráeme dos vasos de agua!”

Éste corrió rápidamente a cumplir con la orden recibida. Al volver, puso los dos vasos sobre la mesa. Entonces, la reina le dijo al soldado:

“—Mira bien estos dos vasos. ¿Ves cómo son exactamente lo mismo? Luego, ¡así como es tu esposa, así soy yo también! ¡Por consiguiente, no me veas con ojos de deseo, porque no podría ofrecerte nada distinto a lo que ya te da tu esposa!”

“—¡Salve, Su Alteza!”

La belleza está en la mujer amada por su esposo. En otra mujer, él no podría encontrar nada mejor, desde un puesto de vista fisiológico, que lo que su esposa le ofrece. Sólo se trata de otro corazón, otra educación, otra presencia... Todos estos dones malgasta la mujer cuando se casa con un necio. Cuando me entero que uno éstos golpea a su esposa, me enfado muchísimo…

(Traducido de: Părintele Arsenie Papacioc, Despre armonia căsătoriei, ediţie îngrijită de Ieromonah Benedict Stancu, Editura Elena, Constanţa, 2013, pp. 43-45)