Palabras de espiritualidad

Los frutos de la oración que nace del alma

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Acordémonos de aquel anciano que estuvo cuarenta años repitiendo esta plegaria: “Señor, yo como hombre he errado, pero Tú, siendo Dios, perdóname”.

En general, nuestros fieles oran poco, pero con mucha humildad. ¿Pueden seguir teniendo esperanza en la salvación, aún orando poco? ¿Y los enfermos que no pueden leer, cómo tendrían que orar?

—Nuestro Señor Jesucristo dijo: “Al rezar, no os convirtáis en charlatanes como los paganos, que se imaginan que serán escuchados por su mucha palabrería. No hagáis como ellos, porque vuestro Padre conoce las necesidades que tenéis antes de que vosotros le pidáis” (Mateo 6, 7-8). Así fue como les enseñó a orar con el “Padre nuestro”. Tenemos, pues, que el Mismo Señor nos enseñó una oración breve. Quien rece repitiendo oraciones cortas, pero con humildad y sintiéndolas en su corazón, se salvará. Acordémonos de aquel anciano que estuvo cuarenta años repitiendo esta plegaria: “Señor, yo como hombre he errado, pero Tú, siendo Dios, perdóname” (Paterikón). Lo mismo tendrían que hacer los enfermos: dirigirse a Dios con oraciones cortas, agradeciéndole también por sus dolencias.

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan Arhimandrit Cleopa Ilie, Lumina și Faptele credinței, Editura Doxologia, p. 64-65)