Los frutos de un minucioso examen de conciencia
“¿No te basta con haberte reprendido a ti mismo durante todo el camino? ¿No es suficiente?”.
«Voy a relatarles una más… ¡Qué bueno que me acordé de ella! Un día, pensé: “Bien, me prepararé a conciencia, ayunando y orando, para poder ir a confesarme con el padre (Arsenie Boca) y, después, comulgar”. Debo mencionar que, durante su estancia en Drăgănescu, el padre Boca no oficiaba, sino que lo hacía el padre Bunescu. Consciente de ello, me dije: “¡No pasa nada! ¡Estando allí, no creo que el padre no quiera impartirme la Comunión!”. El problema es que no sólo no me confesó él, sino que ni siquiera me dirigió la mirada… Yo no dije nada, porque, en presencia del padre, era difícil atreverte a comentar algo. ¡Hasta sentía que me temblaban las piernas!
Regresé otro día, esta vez sin haberme preparado de forma correspondiente. ¡Con tantas faltas en mi conciencia! Todo el camino me estuve recriminando a mí mismo: “¿Cómo me atrevo a ir así? ¿Cómo presentarme de esta forma ante el padre? ¿Cómo...?”. El padre me llamó, me escuchó sin decir nada y después me dio la absolución… Actualmente, eso es algo que no se acostumbra. ¿Cómo es posible…? Cuando te preparas, porque todos dicen que se preparan, que van… ni te mira. Y cuando estás preparado, sientes que no lo estás. ¿Qué me dijo el padre? “¿No te basta con haberte reprendido a ti mismo durante todo el camino? ¿No es suficiente? Por eso te di la absolución”. ¿Vemos cómo es que el hombre entra en relación con Dios? Te confiesas con Él, reconociendo ante Él tu debilidad, tus faltas, mostrándote tal como eres. Pero, cuando ibas de camino a buscar al padre, reconocías tu propio estado de pecado. No como hacen muchos, que cuando van a confesarse sienten que no tienen nada qué decir».
(Traducido de: Pr. Ghelasie Țepeș, Părintele Arsenie Boca – Fiți îngăduitori cu neputințele oamenilor, Editura Agnos, Sibiu, 2013, p. 67)