Los rasgos de la verdadera libertad
Cada libertad se convierte en una suerte de soporte de la libertad del otro. La verdadera libertad hace que nazca o se actualice la libertad del otro.
Cada libertad se convierte en una suerte de soporte de la libertad del otro. La verdadera libertad hace que nazca o se actualice la libertad del otro. En mi libertad siento la libertad de aquel con quien me relaciono. No es una libertad que se me ignore, ni una libertad que busque dominarme: es una libertad que estimula por medio del amor y el respeto a mi propia libertad y a mí mismo.
Cuando le pido a alguien su atención y su amor, esta atención y este amor vienen a mí, anhelados por mí, llamados por mi libertad. Y si esa persona me da la atención y el amor que le pido, sin querer dominarme, no sólo no buscará dominarme, sino que también me librará de mí mismo. Porque, sin buscar defender mi libertad ante él, me olvido de mí mismo, es decir que no quiero responderle dejándome dominar por mí mismo o por la voluntad de dominarle a él.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, Rugăciunea lui Iisus şi experienţa Duhului Sfânt, Editura Deisis, Sibiu, 1995, pp. 72-73)