Palabras de espiritualidad

Mantenernos impasibles ante los insultos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Dicha actitud se hará fuente de paz para el alma, haciendo que esta se convierta en morada de Dios.

Esfuérzate en mantener la paz de tu alma y no te perturbes por causa de los insultos de los demás. Y lo conseguirás, solo si te refrenas, a toda costa, de la ira, y cuidas tu mente y tu corazón de toda alteración impía.

Aceptemos los insultos de los demás sin perturbarnos, como si no fueran dirigidos a nosotros. Tal actitud se hará fuente de paz para el alma, haciendo que esta se convierta en morada de Dios.

Un ejemplo de esto lo encontramos en la vida de San Gregorio el Taumaturgo: una mujer de vida licenciosa le exigió públicamente que le pagara, como si hubiera pecado con ella. Pero San Gregorio no se inmutó y le pidió a un amigo suyo que le pagara a la mujer lo que pedía. Cuando esta tomó el dinero, cayó poseída por el maligno. Y entonces el santo oró por ella, hasta que el demonio la dejó en paz.

Si no podemos permanecer impasibles, al menos abstengámonos de hablar innecesariamente, como dice el salmista: “Turbado estoy, no puedo hablar” (Salmos 76, 4).

(Traducido de: Un serafim printre oameni  Sfântul Serafim de Sarov, traducere de Cristian Spătărelu, Editura Egumenița, 2005, pp. 326-327)